Me dirigo al ritual de lo impoluto.
Deseo la tensión de su brazo sobre mi esternón macizo, por su giro dado en una esquina anterior.
Al adentrarse ladra como un cordel al agitarse contra el suelo pulmonar.
... Lo describo sólo en lo concreto, ya que la superficie entrega al plano una perspectiva algo más autónoma que su rasgo siempre introspectivo ...
Sólo conocía de él sus derroteros esquizoides caminantes, en manifiesta agonía, en tardes de imaginación opiácea.
Surgir sobre sus ojos altos, esquivándolos, primero, para luego, someterlos al compromiso de lo mutuo, con el fin de un algo o un artazgo, nos condujo al laberíntico lugar común de lo recuerdo iridiscentes o de las ensoñaciones furtivas.
Caracol novedoso, fuiste.
Vuelcas nuevamente el ojo,
lo refieres,
me involucras hasta la garganta de la grieta.
Los insectos se acercan para cuidar de mi cuerpo asesino.
Mojado por la lacra de su úlcera postrera
suprime la búsqueda del ego/
Lo soporta hasta el paso del último paso.
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